Tuesday, October 31, 2006
Teoría de la dicotomía escalonada en un monólogo
Biografía de Antonieta Palacios
Thursday, October 19, 2006
Apéndice de "Prejuzga Meste"
Los dioses no nos revelan, desde el comienzo,
Todas las cosas; pero en el transcurso del tiempo,
A través de la búsqueda los hombres hallan lo mejor.
Pero en cuanto a la verdad segura, ningún hombre la ha conocido,
Ni la conocerá; ni sobre los dioses,
Ni sobre todas las cosas de las que hablo-
Y aún sí por azar alguien dijera
La verdad final, él mismo no lo sabría;
Pues todo es una maraña de presunciones
Equis, maduren.
Tuesday, October 17, 2006
Para qué sirven las rayas amarillas en las paredes
Johnny Clark III era monarca de Liechtenstein. Murió sólo, pobre y desconocido, como todos los monarcas de Liechtenstein. Dicen que poco antes de morir del cielo cayeron billetes de baja denominación de alguna moneda africana desconocida por sus súbditos y cuyos ejemplares aún no han podido ser identificados por los historiadores.
Antonio de la Paz y de las Buenas Costumbres era un maestro relojero muy conocido de Bogotá que fue devorado por un caballo con cáncer y epilepsia mientras tenía un ataque de bronquitis (el caballo, Antonio era un tipo sano porque no fumaba). Dicen que su tío Guillermo IV de la Paz y las Morales Aristotélicas procedió entonces a eliminar sistemáticamente a todos los miembros del gobierno local hasta que fue muerto en un misterioso accidente. Dicen que bajaba por una calle muy epinada de Bogotá cuando un piano de cola de oro sólido bajo a toda velocidad como un bólido y dio con su muerte. Aun queda por investigar quién era el propietario de tan elegante pero peligroso instrumento.
Jonas Einbrecher era un afamado fisioterapeuta que fue asesinado por las resistencias francesa, polaca y checa simyultáneamente el 24 de Julio de 1943 mientras veraneaba en Heide, pueblito alemán ubicado en la provincia de la Baja Sajonia, debido a su increíble parecido con Hermann Goering, Mariscal de Campo que ocupaba el cargo de Jefe Supremo de las Fuerzas Aéreas durante el dominio nazi de Europa.
El hijo de Raimundo Andrueza Palacios, el Dr. Raimundo Andrueza Andrade, encontró la muerte en un callejón de la parroquia de Altagracia, Caracas, durante el gobierno de Cipriano Castro. Dicen que mientras él se deleitaba con mujeres de maneras dudosas Dios o castigó haciendo que llovieran macetas gigantes llenas de mujeres seniles trinitarias que luego invadieron la parroquia de San José, hasta que tuvieron que ser exiliadas de vuelta a Trinidad por el gobierno del sucesor de Castro, el general Gómez, por no haber aprendido a hablar español en años.
Y entonces, todavía me pregunto, ¿Para qué sirven las rayas amarillas en las paredes?.
Tuesday, October 10, 2006
Prejuzga Meste
Premisa 1: Todos los carajos que conozco y tienen ese cantaíto son, casi con seguridad, subnormales
Premisa 2: Murrero tiene ese cantaíto
Premisa 3: Yo conozco a Murrero
Conjetura: Murrero es, casi con seguridad, subnormal
- pro xq?????? t si eres mlo!!!!!!!!! kmo sbes q el tb s n sbnrmal!!!!!!????!!!!??
-Coño, lee la definición de conjetura, mi amor. En ningún momento estoy aseverando categóricamente que se un subnormal, además, ni siquiera la conclusión o conjetura es categórica; cito: "casi con seguridad"
- pro osea n s sbnormal tu n lo knoces!!!!!!!!!!!!!!!!!!
- ¿Ah? Claro que sí. Lee la premisa 3.
- no!!!!!! m da ladiya leeeeeer!!!!!!!!!
En ese momento Kiarita se dio cuenta de que el ser humano vive siempre de conjeturas y de que por lo tanto no podíamos tener certeza de nada que pudieramos comprobar empíricamente, ya que nuestras seguridades para predecir eventos como la llegada de un nuevo día eran meras conjeturas, y no conclusiones, porque provenían de un razonamiento inductivo. Así que Kiarita se fue, se metió a leer Hume, se ladilló, tuvo sexo con una rata, y ya.
Monday, October 09, 2006
Unimé
La sucesión de eventos llevó a Muca a buscarse un trabajo prontamente. No sabía hasta qué punto se debía llevar una vida como la que ella llevaba, pero eso no le importaba mucho. Estaba más preocupada, en todo caso, por la situación de su comunidad, la cual estaba azotada por una manada de tres o cuatro mil millones de pequeños bichitos que se metían en la cabeza de la gente y los volvía como locos. Lo normal era que el afectado empezara por preguntar: “¿Y por qué no hay trenes?”, a lo que cualquier lugareño con más de diez años respondía: “Porque estamos en… ¡el país de la fiesta!”, y luego saldría corriendo al hospital para solicitar unas gotitas que se le echaban en las orejas al afectado para matar al bichito que te vuelve loco si se te mete en la cabeza. Toda la familia de Muca estaba loca. Los bichitos se les metieron a todos (padre, madre, hermana, tía, nana, y una tipa ahí que se la pasaba metida en un rincón de la casa todo el día pero nadie sabía cómo diablos se llamaba) en una noche en la que la comunidad fue azotada, para más mal, por una tormenta. Todos salieron para poner la lona sobre el vivero, y los bichitos los volvieron locos a todos, menos a Muca, que no estaba porque estaba hablando por teléfono con su novio, que es un tonto. El novio se había graduado hacía seis años del bachillerato, pero no había logrado entrar en ninguna universidad, a pesar de que había hecho cuanto examen de admisión existiera en su estado y en los aledaños. Actualmente vive con unas zorras que viven en una casita en el monte, así que lo único que hace es estar con sus roommates preguntándoles cosas, y abriendo cuentas con anexos para a fin de mes pagar la roommaitía. Rumaitía es una provincia vasca que queda exactamente en la frontera entre el Euskadi español y el francés; tiene un radio de seis metros, y un diámetro de siete. Ahí no vive nadie, sólo hay un bañito portátil que sólo puede usar el alcalde de Rumaitía, el señor Pepe. Rumaitía está actualmente luchando por su liberación de Euskadi y de España, así como de Europa y del hemisferio occidental. Pepe contrató a treinta chinos de educación cuestionable para que construyeran bajo la superficie de la provincia unos cohetes que se llevaran eso hasta pasar la estratosfera, de manera de no molestar el espacio legítimo aéreo de nadie, y también para que cada vez que los rumaitarras escupieran, cualquiera que estuviera abajo mirara hacia arriba y dijera: “¡Gora Euskadi!”, a lo que Pepe, que sería el único allá arriba, respondería: “no”.