Tuesday, October 31, 2006

Teoría de la dicotomía escalonada en un monólogo

Honestamente, admiro a quien se pueda parar aquí valientemente después de lo que me acaba de suceder a mí y, sin pensar en nada, elegir un lado y, si entra, entró, y si no, pues así es la vida, pero deben ser estúpidos e insensatos. Bien estúpidos que deben ser. Bien estúpidos. Fíjense, no es sólo que del resultado de mi lanzamiento depende la esperanza y el acercamiento al suicidio de toda la gente que está aquí. Eso no es nada. Al fin y al cabo en mi profesión, uno se acostumbra. Mi problema es eso que acaba de sucederme. Es lo siguiente: el arquero me acaba de susurrar al oído que se va a lanzar a su derecha, no importa lo que pase, y yo ahora tengo un enredo maravilloso en la cabeza, estoy entusiasmado, es un reto maravilloso. El arquero es un pensador que le ha puesto connotaciones intelectuales a este simple acto. Inmediatamente y sin dudarlo, he de ponerme a pensar en cómo resolver su macabro acertijo, y es que es algo así: Si estuviera diciendo la verdad, pues no pasa nada, lanzo el balón a su izquierda y ya está. Pero pasa que es ingenuo pensar que el arquero me va a estar siendo sincero. El error está en pensar que ahora sólo tengo una decisión que tomar: si creerle o no. Tengo que tomarla, cierto, y de hecho, por evidente sensatez, no le creo ¿Cómo creerle al que ahora es mi enemigo personal? No le creo. El error está en creer que sólo hay que tomar esa decisión. No es así, y ya que no le creo y estoy convencido de que miente, lo que se supondría es que se va a lanzar a su izquierda. Sin embargo, no considero al arquero tan imbécil como para siquiera considerar el hecho de que yo le creyera. Estamos conscientes él y yo de que ninguno va de ingenuo. Como yo sé que él miente al decir que se va a lanzar a su derecha, él sabe que no le creo y no voy a lanzar el balón al lado contrario. Hasta ahí, todo bien. Entonces, se lanzará, en efecto a su derecha, a sabiendas de que, en mi evidente desconfianza, evado su engaño y lo lanzaré hacia donde él me ha indicado que se va a lanzar. Pero esa conclusión, ni yo la espero de él, ni él de mí. No puede fabricar una mentira tan infantil para confundirme en un momento que definirá inquisitorialmente el resultado. Es obvio que no se lanzará a su derecha, entonces, ya por dos razones, porque no me dice la verdad, la primera, y la segunda porque su mentira no es tan ilusa. Él sabe que no lo lanzaré a la izquierda, y yo sé que él no se lanzará a la derecha. Descartado entonces que dice la verdad, y descartadas las otras dos primeras opciones por ser ingenuas e impracticables por cualquier ser humano mínimamente pensante, sólo nos queda a partir de este punto, en el que nuestras capacidades manipuladoras están igualadas, decidir en qué punto suponer que el otro supone que es más inteligente que uno. Siendo A el lanzador o el arquero (es decir, el sujeto), y B el objeto (o sea, el que no sea A), sólo le queda decidir a A en qué punto suponer que B supone que es más inteligente que A, ya que, en el momento que B suponga mayor inteligencia, y suponga mal, se arrojará al lado equivocado. La siguiente opción es que él se lance a su izquierda por suponer que deduje su engaño que llamaremos, por ser la tercera opción desde que sabemos que miente, de tercer grado. Yo entonces, tendría que deducir que va a por un engaño de cuarto grado, y se lanzará a la derecha, y yo tendría que lanzar a la izquierda. Si él me creyera sólo capaz de deducir una mentira de tercer grado, yo marcaría. Pero él podría creerme capaz de deducir también una mentira de cuarto grado, y apelaría al quinto grado de dificultad, y así sucesivamente. Sin embargo, la cuestión no es tan sencilla. No es sólo que mi capacidad de deducción iguale en grados su capacidad de complicar mentiras, o sea, que para yo marcar, tuviera que deducir el grado de su mentira, que podría llegar al infinito, o hasta que mi o su cerebro se disecara. Es también que los grados de la mentira, para efectos no teóricos, sino prácticos, sólo tienen dos consecuencias: la derecha, o la izquierda. Entonces, los grados pares de la mentira, tendrían la consecuencia de que él se lanzara a su derecha, mientras que los impares tendrían como consecuencia su lanzamiento a la izquierda. Entonces, podríamos considerar también en nuestra selección de grado de deducción la inclinación que pueda tener el portero hacia los números pares o impares, pero nuestra conclusión sería poco convincente, tanto como que quizá tiene una inclinación hacia los pares, pero su número de la suerte es el siete. Cosa esta última que podríamos considerar a su vez, y entonces lo de decir que se iba a lanzar a su derecha fue solamente para decidir qué lado le correspondería a su grado favorito, el séptimo, y elegir ese… que es igual al noveno, al undécimo, al decimotercero, y a todos los impares. Además ¿Quién sabrá su número favorito? Si es por cuestiones psicológicas, también podríamos suponer que, aunque acostumbre pensar en grados cuando avisa el lado al que se arrojaría, hoy está pensando en cómo cocinar el pollo que se compró ayer en el mercado y si estará deshuesado porque si no lo está pagó de más y a él le pareció que la bolsa estaba un poco pesada y ya van dos veces que lo engañan en el supermercado ese que total a él no le parece tan bueno pero tiene que ir maldita sea porque su mujer dice que ese es bueno porque ahí compra su mamá y a su mamá le queda todo bueno y es mentira que le quede todo bueno a menos que a él le cocine lo podrido porque él a ella le importa un pito y a ella le parece que tanto entrenar y tanto fajarse para ser un simple portero que nunca va a hacer nada y aunque a él le importe tres pepinos qué opina la señora esa él quiere parar el penal y callarle la boca de una buena vez y poder decirle ¿viste el resumen deportivo de ayer, vieja estúpida? ¿Lo viste? ¿Viste cómo deduje el lado perfectamente? ¿Viste cómo soy más inteligente que el descerebrado de Renzo, que seguro ni pensó en los grados, que seguro no entiende nada de matemáticas? ¿Lo viste? ¡Lo viste? Así que pues nada. Tantas matemáticas, tanta deducción lógica, tanto estudio del comportamiento para seguir acá, como un estúpido en pantalones cortos, viéndome ridículo, sin nadie alrededor, teniendo que tomar una decisión que, humillando todo lo que acabo de exponer, al fin y al cabo es algo así como cincuenta y cincuenta. Se puede lanzar a la derecha o a la izquierda. Total, lo voy a fallar. Siempre fallo en estas cosas. Ayer iba a ir a la casa nueva de mi hermana, y en la intersección más imponente que hube visto en toda mi vida, tomé una decisión, fui a la derecha, y tan pronto como sospechaba que me había equivocado, escuché tres explosiones, las de tres de mis neumáticos por disparos de dos francotiradores de lo más FBI que me desnudaron y me dejaron sin carro ni nada. En la prensa no salió nada. No me consideran importante, y ellos quieren importancia, ¡Entonces dejen que marque esta porquería, que cuando lo marque, ni celebración! ¡Pura elegancia! Una estrechadita de manos muy cordial al arquero, al imbécil del arquero, que en vez de pensar en fútbol cuando tiene que pensar en fútbol lo que hace es pensar en pollo y en su suegra. Vaya futbolistas que hay en este país que lo que hacen es pensar en pollos y en sus suegras en vez de pensar para donde te vas a lanzar de una vez que es un penal y no hay que andar con idioteces. Debe ser estúpido el arquero, que se pone a pensar tanto en un penal. Debe ser estúpido e insensato, el tonto ese. Bien estúpido que debe ser. Bien estúpido.
¿Y esto que traigo? Pues nada. A los futbolistas ustedes nos consideran ahora más empresarios que futbolistas. Intentaron además hacernos usar pantalones largos para jugar, pero eso ya rayaba la ridiculez y hacía una cuadrícula en la incomodidad. Y no es que no haya algunos que sí son empresarios, que ni siquiera disfrutan del fútbol, pero esto ya es generalizar. Esto, además, da un calor infernal. Hay algunos incluso que se ponen esto con orgullo, de esos de quienes les hablaba. Que hasta propusieron una moción para rescatar la otra moción de llevar pantalones largos también, y hasta maletines. Pero yo no. A mí me gusta jugar fútbol. Aunque no juegue mucho, aunque el entrenador me ponga a ratos, a mí me gusta estar en este equipo y aportar lo que tenga que aportar. Por los seguidores… por el club… por la diversión. Yo lo haría gratis. Así que, si me permiten, me saco este saco, y se acabó. Que lo lleven otros. A mí me gusta jugar por el fútbol. Como buen delantero que soy, me gusta marcar goles, esperar los pases al vacío, desmarcarme del central contrario, burlar al arquero, driblar. A otros con el saco. A mí sí me gusta esto. Y, ahora, voy a lanzar el penalti aunque esté absolutamente convencido de que lo voy a errar. Para salir de esto de una buena vez y continuar con mi partido, con mi carrera y con mi vida. Me dispongo a cobrar el penal.

Biografía de Antonieta Palacios

Antonieta Fernández de Palacios era una gran aficionada a escribir canciones de amor, hasta que un día fue atropellada por un camión que transportaba vacas por la avenida Libertador.

Norberto Fernández Saratrústegui, su padre, era descendiente de la monarquía de los Saratrústegui, monarquía totalitaria de Euskal Herria, la cual hizo famoso al rey Jon Ander Saratrústegui Mendikoa, mejor conocido como Asier XV, el Térmico, por ser el primer vasco en la Historia en cantar una canción arrodillado frente a un caballo alavés. Después de la Guerra Civil española, en la que los revolucionarios españoles destituyeron la monarquía vasca e implantaron la dictadura del partido (una dictadura un poquito amanerada), Norberto Fernández y su padre, Jon Fernández, huyeron buscando el Paraíso, y lo hallaron, aunque más tarde, cuando construyeron los bloques Juan Pablo II en Montalbán, se mudaron para allá, por aquello de que tenían nombre de Papa. La madre de Antonieta, Ada Mönchengladbach, era una alemana de padre y madre esquivos, por los que nunca los conoció. Maura, de carácter explorador e indagante, se muda a Venezuela pensando que iba a llegar a las Indias, error, por lo que vemos, más común de lo que parece. Quiso fundar la tierra germánica en territorio Caribe, pero sólo le salió la Colonia Tovar en Aragua, y vas que chutas. Se muda a Montalbán para poder estar cerca de la Universidad Católica Andrés Bello, lugar donde estudia Derecho. La concepción de Antonieta ocurre entre el piso 6 y el 7 del edificio 5 del complejo Juan Pablo II, lugar donde Norberto y Ada tuvieron lo que se conocía por aquellos años de izquierdas como…“sexito”. Nueve meses después, el 27 de agosto de 1961, nace Antonieta Fernández y Moenchengladbach (la “o” con diéresis fue de plano descartada por los Norberto y Ada, dispuestos a castellanizar el apellido). O así debería haberse llamado la niña, pero después de una noche de palos hablando pestes de Betancourt, el funcionario del registro no acertó la seguidilla inenarrable de letras, y Antonieta se llamó oficialmente “Antonieta Fernández y Mukkkdegashitlerbas”. Después de 18 años y un “mamá, entiéndeme”, Antonieta, hastiada de que ni ella supiera cómo se escribía su apellido, se cambió su nombre legalmentel a “Antonieta Fernández y LoQuItA---T.Q.Q.J!!! :)”. Su decisión denota claramente su carácter cariñoso y soñador acerca de la vida y el amor y el relativismo lindo. Su primera canción, merecedora de un premio Grammy a la mejor composición que incluye kaes y cus desmesuradamente, fue “Ay, T-KeLo, Q FiNo!”, la cual fue interpretada audazmente por una cantante marabina conocida simplemente como “La Kntnte”. En el 2003, a los 42 años y con más de ochocientas cincuenta y siete canciones en su haber, iba escribiendo una letra que ella misma describía como revolucionaria, y que según sus allegados estaba dedicada a su esposo, Mauro Palacios, mientras cruzaba la avenida Libertador, en la parte de abajo, justo en la intersección entre el municipio Chacao y el municipio Libertador, cuando Líber Caldera, camionero, harto ya de tanto “mu” del ganado que transportada resolvió que mientras más rápido fuera, más se oiría el ronroneo del motor y menos el mugido de las vacas. Cuando un Ford gigante te hace un efecto Doppler con mugidos y ronroneo motor esperpéntico porque se acerca a 150 Kilómetros por hora, es difícil reaccionar, cosa que Antonieta Fernández de Palacios no logró hacer, y murió en el momento que los Firestone le hicieron la disección de su notable y creativa materia gris. K.E.P.D. :(

Thursday, October 19, 2006

Apéndice de "Prejuzga Meste"

Dejando atrás la estúpida confusión entre prejuicio y conjetura, cabe como apéndice el siguiente texto de Jenófanes (quien sabe de lo que estoy hablando en el último párrafo de "Prejuzga Meste", y eso que nos separan como dos mil quinientos años)

Los dioses no nos revelan, desde el comienzo,
Todas las cosas; pero en el transcurso del tiempo,
A través de la búsqueda los hombres hallan lo mejor.

Pero en cuanto a la verdad segura, ningún hombre la ha conocido,
Ni la conocerá; ni sobre los dioses,
Ni sobre todas las cosas de las que hablo-
Y aún sí por azar alguien dijera
La verdad final, él mismo no lo sabría;
Pues todo es una maraña de presunciones

Equis, maduren.

Tuesday, October 17, 2006

Para qué sirven las rayas amarillas en las paredes

Antonienta Fernández de Palacios era una gran aficionada a escribr canciones de amor, hasta que un día fue atropellada por un camión que transportaba vacas por la avenida Libertador.
Johnny Clark III era monarca de Liechtenstein. Murió sólo, pobre y desconocido, como todos los monarcas de Liechtenstein. Dicen que poco antes de morir del cielo cayeron billetes de baja denominación de alguna moneda africana desconocida por sus súbditos y cuyos ejemplares aún no han podido ser identificados por los historiadores.
Antonio de la Paz y de las Buenas Costumbres era un maestro relojero muy conocido de Bogotá que fue devorado por un caballo con cáncer y epilepsia mientras tenía un ataque de bronquitis (el caballo, Antonio era un tipo sano porque no fumaba). Dicen que su tío Guillermo IV de la Paz y las Morales Aristotélicas procedió entonces a eliminar sistemáticamente a todos los miembros del gobierno local hasta que fue muerto en un misterioso accidente. Dicen que bajaba por una calle muy epinada de Bogotá cuando un piano de cola de oro sólido bajo a toda velocidad como un bólido y dio con su muerte. Aun queda por investigar quién era el propietario de tan elegante pero peligroso instrumento.
Jonas Einbrecher era un afamado fisioterapeuta que fue asesinado por las resistencias francesa, polaca y checa simyultáneamente el 24 de Julio de 1943 mientras veraneaba en Heide, pueblito alemán ubicado en la provincia de la Baja Sajonia, debido a su increíble parecido con Hermann Goering, Mariscal de Campo que ocupaba el cargo de Jefe Supremo de las Fuerzas Aéreas durante el dominio nazi de Europa.
El hijo de Raimundo Andrueza Palacios, el Dr. Raimundo Andrueza Andrade, encontró la muerte en un callejón de la parroquia de Altagracia, Caracas, durante el gobierno de Cipriano Castro. Dicen que mientras él se deleitaba con mujeres de maneras dudosas Dios o castigó haciendo que llovieran macetas gigantes llenas de mujeres seniles trinitarias que luego invadieron la parroquia de San José, hasta que tuvieron que ser exiliadas de vuelta a Trinidad por el gobierno del sucesor de Castro, el general Gómez, por no haber aprendido a hablar español en años.
Y entonces, todavía me pregunto, ¿Para qué sirven las rayas amarillas en las paredes?.

Tuesday, October 10, 2006

Prejuzga Meste

Violencia. Las personas confunden prejuicio con conjetura. Acá están las definiciones de prejuzgar y conjetura. Cuando suelen señalarte como prejuicioso en algún momento van a estar malentendiendo, por cuestiones de estadística, al menos. La cuestión está en que el acusador supone que andas de prejuicioso y de estereotipista, pero, en realidad, eres un ser lógico. Cuando el primer tipo que oyes hablar con cierto cantaíto resulta ser un imbécil, el segundo también, el tercero más, y el cuarto te da dolor en las axilas, lo más probable es que el maldito quinto tipo con el mismo maldito cantaíto resulte ser un maldito idiota también. Eso no es prejuicio, es inducción. Es decir:

Premisa 1: Todos los carajos que conozco y tienen ese cantaíto son, casi con seguridad, subnormales
Premisa 2: Murrero tiene ese cantaíto
Premisa 3: Yo conozco a Murrero
Conjetura: Murrero es, casi con seguridad, subnormal

- pro xq?????? t si eres mlo!!!!!!!!! kmo sbes q el tb s n sbnrmal!!!!!!????!!!!??
-Coño, lee la definición de conjetura, mi amor. En ningún momento estoy aseverando categóricamente que se un subnormal, además, ni siquiera la conclusión o conjetura es categórica; cito: "casi con seguridad"
- pro osea n s sbnormal tu n lo knoces!!!!!!!!!!!!!!!!!!
- ¿Ah? Claro que sí. Lee la premisa 3.
- no!!!!!! m da ladiya leeeeeer!!!!!!!!!

En ese momento Kiarita se dio cuenta de que el ser humano vive siempre de conjeturas y de que por lo tanto no podíamos tener certeza de nada que pudieramos comprobar empíricamente, ya que nuestras seguridades para predecir eventos como la llegada de un nuevo día eran meras conjeturas, y no conclusiones, porque provenían de un razonamiento inductivo. Así que Kiarita se fue, se metió a leer Hume, se ladilló, tuvo sexo con una rata, y ya.

Monday, October 09, 2006

Unimé

La sucesión de eventos llevó a Muca a buscarse un trabajo prontamente. No sabía hasta qué punto se debía llevar una vida como la que ella llevaba, pero eso no le importaba mucho. Estaba más preocupada, en todo caso, por la situación de su comunidad, la cual estaba azotada por una manada de tres o cuatro mil millones de pequeños bichitos que se metían en la cabeza de la gente y los volvía como locos. Lo normal era que el afectado empezara por preguntar: “¿Y por qué no hay trenes?”, a lo que cualquier lugareño con más de diez años respondía: “Porque estamos en… ¡el país de la fiesta!”, y luego saldría corriendo al hospital para solicitar unas gotitas que se le echaban en las orejas al afectado para matar al bichito que te vuelve loco si se te mete en la cabeza. Toda la familia de Muca estaba loca. Los bichitos se les metieron a todos (padre, madre, hermana, tía, nana, y una tipa ahí que se la pasaba metida en un rincón de la casa todo el día pero nadie sabía cómo diablos se llamaba) en una noche en la que la comunidad fue azotada, para más mal, por una tormenta. Todos salieron para poner la lona sobre el vivero, y los bichitos los volvieron locos a todos, menos a Muca, que no estaba porque estaba hablando por teléfono con su novio, que es un tonto. El novio se había graduado hacía seis años del bachillerato, pero no había logrado entrar en ninguna universidad, a pesar de que había hecho cuanto examen de admisión existiera en su estado y en los aledaños. Actualmente vive con unas zorras que viven en una casita en el monte, así que lo único que hace es estar con sus roommates preguntándoles cosas, y abriendo cuentas con anexos para a fin de mes pagar la roommaitía. Rumaitía es una provincia vasca que queda exactamente en la frontera entre el Euskadi español y el francés; tiene un radio de seis metros, y un diámetro de siete. Ahí no vive nadie, sólo hay un bañito portátil que sólo puede usar el alcalde de Rumaitía, el señor Pepe. Rumaitía está actualmente luchando por su liberación de Euskadi y de España, así como de Europa y del hemisferio occidental. Pepe contrató a treinta chinos de educación cuestionable para que construyeran bajo la superficie de la provincia unos cohetes que se llevaran eso hasta pasar la estratosfera, de manera de no molestar el espacio legítimo aéreo de nadie, y también para que cada vez que los rumaitarras escupieran, cualquiera que estuviera abajo mirara hacia arriba y dijera: “¡Gora Euskadi!”, a lo que Pepe, que sería el único allá arriba, respondería: “no”.

Tuesday, August 22, 2006

Déjame subir, por favor

Me valgo de un gráfico:




En el eje y está la cantidad de personas, y en el x el nombre dado a las dos colas de las que hablaré. Por favor suponga que ambas colas son para un mismo propósito, y que eso no es lo único que compartan, sino también el mismo tiempo y plano. Es decir: imagine que ambas colas están al lado, y que las dos sirven para lo mismo: pagar el estacionamiento, hacer un depósito en el banco, pagar en el supermercado, entrar a un concierto, dispararles a los globos... o hasta incluso subir a un avión. Imagínese que ambas colas son para subir a un mismo avión. Usted, con el boarding pass en mano anhela subir al boeing tan rápidamente como el sentido común permita. Sin embargo, usted es objeto de una realidad infeliz a todas luces: usted está de último en la cola A. Se cuela un maldita sea por el aire, y pronto es atravesado por una gota de sudor, y justo en la intersección de ambas cosas, usted se da cuenta de que ha maldecido, y de que está sudando. Inadvertidamente, un rayo de sensatez golpea su sien. ¿Cuál es el problema? Qué tonto ha sido usted. ¡Pero si hay otra cola justo al lado y que funciona de igual manera e infinitamente más corta! Según el gráfico, la cola A consta de aproximadamente 45 personas, mientras que la cola B consta de aproximadamente 10 personas. Cabe destacar la diferencia de 35 personas entre una y otra cola. El promedio entre ambas es de 27,5 personas, por lo que la cola A excede el promedio en 17.5 personas, mientras que la cola B demuestra 17,5 personas menos que el promedio. Usted ya se ha dado cuenta de todo esto. Surge la hipótesis: ¿No es estúpido estar en la cola A en lugar de estar en la cola B? La ley es lacónica e inapelable: Es estúpido estar en una cola más larga mientras exista una más corta siempre y cuando ambas colas conlleven el mismo resultado. Y, claro, usted se pasa a la cola B: la cola más corta para abordar el avión. Incluso se pasa a la cola B con pies ligeros, casi sin tocar el piso, pero sin tropezar a nadie ni verse torpe. Ha llegado a la cola B. Felicitaciones. Tomar aviones casi siempre es un fastidio, pero hoy no hemos comenzado mal. Gracias a las matemáticas y al poder deductivo lógico, hemos vencido usted y yo al mundo entero y sus colas... pero no. Alguien inmediatamente lo señala. Sin ver, usted siente el cosquilleo en la nuca de un dedo impúdico apuntándole directamente al centro de su nuca húmeda. Usted se voltea. Usted oye un Hey. Usted se intriga. Usted ha caído en una requisa, lamentándolo mucho, y todo por querer abordar antes que los demás. Todo por aplicar sus conclusiones, por ser un hombre consecuente con su razón. Dame el pasaporte, vacíate los bolsillos, sácate los zapatos, qué son esos bultos, por qué suda tanto, qué significa tres sellos en esta paginita del pasaporte, por qué tiene barba, qué le pasa, cuál es el apuro. Todo traducido por una diminuta funcionaria puertorriqueña que trata de macerar el tono de la oficial arkansina.

Rodrigo Castro Fonseca, Ministro de Turismo de la República de Costa Rica, expresaba esta semana su comprensible malestar por las medidas extremas de seguridad en los aeropuertos como, entre muchos, Joan Laporta (quien en su momento incluso se bajó los pantalones en un momento en que perdió la chaveta hastiado de tanto "pip, pip, pip, piiiiip" del detector de metales del aeropuerto) en el programa BBC Mundo que transmiten en la Cultural de Caracas 97.7. El Ministro, sin dejar de aceptar el fenómeno como comprensible, afirmo que a incluso a él le incomodan las extremas medidas de seguridad llevadas a cabo.

Además de ser incomodísimas, uno no puede dejar de pensar que esta última "alerta roja" en muchos de los aeropuertos del mundo sea producto de una farsa montada por los gobiernos británico y estadounidense en la que el tema era otro ataque terrorista, y cuyo fin sería justificar las invasiones en pos del mundo libre. Nada aseverado, y no pasa nada. Pero lo que objetivamente se puede afirmar es que las medidas se tornan una ladilla.

Usted ahora, después de haber sido escrutado, y pasados ya varios meses se argumenta a sí mismo: "Si ése es el criterio que tienen para agarrar terroristas, que un tipo esté apurado por subir al avión, creo que estamos bien jodidos".

Yo también, señor. Yo también.

Tuesday, August 08, 2006

Die Gummikuh




El blog de la vaca de goma ha sido inaugurado satisfactoriamente. El target del blog queda indefinido, sin embargo, la definición del target no importa, porque el público es aleatorio. El contenido queda indefinido, sin embargo, la definición del contenido no importa, porque la información es aleatoria. Quedan abiertas las invitaciones para los articulistas. Este es el blog no-oficial del Grupo Teatral Bop.